martes, 1 de diciembre de 2015

“A quién el Hijo se lo quiera revelar” (Lc 10,21-24.)

Evangelio según San Lucas 10,21-24.
Comentario por David Quiroa

“A quién el Hijo se lo quiera revelar”

Hay en el mundo muchas personas que presumen de su fe. Se sienten privilegiados por creer en Dios, lo cual está muy bien, pero creen que otros son inferiores por no compartir esa creencia, lo cual está muy mal.

La fe no es un mérito nuestro, sino una gracia de Dios. Es Él quien decide quién puede conocerlo y quién no.  Los que creemos debemos aceptar esa gracia con humildad, porque no la merecemos. Si sabemos de alguien que no cree, podemos pedirle a Dios que se le revele; pero no podemos despreciarlo por algo que está fuera de su alcance.

La gracia de la fe ilumina nuestra vida de una forma que los no creyentes no pueden comprender.  No es su culpa, sólo es una circunstancia a la que están sometidos sin mediar su voluntad.



Hoy recordamos a la Beata Clementina Nengapeta: Nació en el seno de una familia que practicaba una religión tradicional africana, pero fue bautizada católica.  Siguió su vocación religiosa y murió martirizada, perdonando a su verdugo igual que hizo el Señor.

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Evangelio según San Lucas 10,21-24.

En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo:

“Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.

Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: “¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!

¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!”.

lunes, 30 de noviembre de 2015

“Inmediatamente, ellos dejaron las redes” (Mt 4,18-22.)

Evangelio según San Mateo 4,18-22.
Comentario por David Quiroa

“Inmediatamente, ellos dejaron las redes”

Adviento es un tiempo de conversión. Tenemos poco menos de un mes para revisar nuestra vida anterior y transformarla a algo mejor, más acorde al llamado de Jesús para nosotros.

La pregunta es, ¿cuánto tiempo nos vamos a tardar en “dejar las redes” y seguirlo a Él?  Los apóstoles lo hicieron “de inmediato”. ¿Acaso es necesario que Jesús baje a la tierra y nos llame en persona para hacerle caso?

La urgencia que nos pone esta época no es porque el mundo se vaya a acabar el 31 de diciembre (¡ojalá!).  La urgencia es porque no sabemos cuándo, así que hoy es tan buen día como cualquier otro. Hoy, no mañana. En este momento. De inmediato, como los apóstoles.

Hoy celebramos a San Andrés, apóstol: Menos conocido que su hermano Pedro, Andrés fue el primero en reconocer a Jesús como Mesías. Murió en la cruz, como Jesús, el 30 de noviembre del año 60, bajo el reinado de Nerón.

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Evangelio según San Mateo 4,18-22.


Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.
Entonces les dijo: “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”.

Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.

Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.

Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

domingo, 29 de noviembre de 2015

“Se verá venir al Hijo” (Lc 21,25-28.34-36.)

Evangelio según San Lucas 21,25-28.34-36.
Comentario por David Quiroa

“Se verá venir al Hijo” 

Hoy iniciamos el Adviento y el simbolismo de esta época debería contribuir a entender el mensaje del Evangelio.  Tenemos el color morado, color de sacrificio, de dolor y de luto. Pero al mismo tiempo tenemos la venida de la Navidad, época de alegría, amor y fraternidad.

Estas dos cosas no son contradictorias. El sacrificio no es contrario al amor ni  el luto contradice la fraternidad. Mientras vamos encendiendo velas en la corona de adviento y ponemos lucecitas adornando la casa, nos deberíamos ir preparando para el día que en realidad venga de nuevo Jesús.

Ese día será tan alegre como la Navidad, no es un día para tener miedo. Y aunque nosotros no lo veamos con toda su gloria desde aquí en la tierra, lo veremos, si nos portamos bien, después de nuestra muerte. Ese día será nuestra Navidad más alegre, el día que recibiremos más regalos de los que nos podríamos imaginar.

Hoy recordamos a la Beata María Magdalena de la Encarnación: Retirada del mundo vio en el Santísimo a Jesús rodeado de vírgenes que lo adoraban y esto la inspiró a fundar una orden dedicada a la adoración. Hoy su orden cuenta con 90 monasterios por todo el mundo.

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Evangelio según San Lucas 21,25-28.34-36.

Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas.

Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.

Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación”.

Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.


Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre”.

sábado, 28 de noviembre de 2015

“Embriaguez, excesos y preocupaciones” (Lc 21,34-36.)

Evangelio según San Lucas 21,34-36.
Comentario por David Quiroa

“Embriaguez, excesos y preocupaciones” 

Pregúntele a cualquiera y sin duda le dirá que “todos los excesos son malos” y que emborracharse también es malo. Pero costará mucho encontrar a alguien que diga que preocuparse es malo.  Es más, para muchos la preocupación permanente les parece una virtud, especialmente si se preocupan de sus hijos.

Sin embargo, el Señor condena por igual la embriaguez que las preocupaciones por la vida. Porque estar preocupado de las notas del niño y de los regalos de Navidad, nos hace olvidar lo importante: orar y estar preparados para el día que Dios nos llame a su presencia.

Las preocupaciones son aún peores que emborracharse, porque la borrachera pasa, pero las preocupaciones se quedan. ¿Hasta cuándo aprenderemos a confiar en el Señor?

Hoy celebramos a Santa Catalina Labouré: Catalina fue la vidente “de la medalla milagrosa” que recordábamos ayer. Más de 40 años pasó como enfermera en un hospital, sin que nadie supiera que había visto a la Virgen en su juventud.

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Evangelio según San Lucas 21,34-36.

Jesús dijo a sus discípulos:

“Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.


Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre”.

viernes, 27 de noviembre de 2015

“Mis palabras no pasarán” (Lc 21,29-33.)

Evangelio según San Lucas 21,29-33.
Comentario por David Quiroa

“Mis palabras no pasarán”

Trate usted de leer un libro científico de hace cien años o mire una película de los setentas y le dará risa ver cómo pensaba la gente hace tan poco tiempo. Las predicciones que hacían, lo que pensaban del sexo opuesto, sus visiones políticas… todas esas cosas pasan de moda tan pronto que ni siquiera los libros de medicina mantienen su actualidad más de unos cinco años.

Y sin embargo, el Evangelio sigue exactamente igual que hace dos mil años. Uno mira cómo los gobiernos se parecen tanto a Herodes y Pilatos, puede reconocerse a sí mismo en la mujer pecadora, en el ciego que pide ver, en los discípulos asustados… todo tan vivo como si fuera hoy.

Por eso sabemos que si Dios nos ofrece algo es porque lo va a cumplir, aunque todo parezca indicar que no.


Hoy celebramos la aparición de la Virgen de la Medalla Milagrosa: Entre las muchas revelaciones que hizo, la Virgen en esta aparición nos pide enfrentar las penas con paciencia, mansedumbre y gozo.

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Evangelio según San Lucas 21,29-33.

Jesús hizo a sus discípulos esta comparación:

“Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol.
Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca.


Les aseguro que no pasará esta generación hasta que se cumpla todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”

jueves, 26 de noviembre de 2015

“Los hombres desfallecerán del miedo (…) levanten la cabeza” (Lc 21,20-28.)

Evangelio según San Lucas 21,20-28.
Comentario por David Quiroa

“Los hombres desfallecerán del miedo (…) levanten la cabeza”

Otra vez ese gusto que tiene el Señor de oponerse a la lógica del mundo. Lo que para todos es algo aterrador, para el creyente es alegría, porque ya viene la liberación.

Y aunque en este pasaje del Evangelio Cristo se refiere a un hecho histórico específico que aún no ha ocurrido, Su mensaje es válido en cualquier momento. Hay que oponerse con todas las fuerzas a las corrientes y modas del mundo. En eso se expresa la fe: Si realmente creemos que Cristo viene, ningún desastre puede atemorizarnos.

Jesús predicaba para nosotros, para los que tendrán que vivir ese tiempo de angustia, pero también para los que dejó hace dos mil años. No hay nada qué temer. Venga Cristo o todavía se tarde, nuestra actitud no cambia, porque creemos en Él.

Hoy recordamos a San Leonardo Puerto: Dividió su vida entre la predicación y la soledad; con ambas se acercaba a Dios. Gracias a él se celebra el viacrucis en el Coliseo Romano.

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Evangelio según San Lucas 21,20-28.

Jesús dijo a sus discípulos:

“Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima. Los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no vuelvan a ella.
Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse.

¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo.

Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento.

Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas.

Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.


Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación”.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

“A muchos de ustedes los matarán (…) pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza” (Lc 21,12-19.)

Evangelio según San Lucas 21,12-19.
Comentario por David Quiroa

“A muchos de ustedes los matarán (…) pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza”

A ver, ¿cómo encajamos eso? ¿Jesús está loco, está mintiendo o… simplemente tiene otra perspectiva de la vida y la muerte?
Sabemos que ninguna de las dos primeras es posible, así que tiene que ser la tercera. Y se comprueba fácilmente con Su resurrección.

Desde la perspectiva de Dios, la muerte es un hecho insignificante. Todos los sufrimientos y torturas que un discípulo pueda recibir es como si no existieran, porque no se comparan con la dicha de la vida eterna.

Después de resucitar, Jesús se aparece a los discípulos en carne y hueso, hasta con los agujeros de los clavos y anda tan tranquilo como si no se le hubiera movido un pelo. A eso se refiere con salvar la vida. No ésta, que no vale mucho. La otra, que es la buena.

Hoy celebramos a Santa Catalina de Alejandría: Mujer de gran belleza y sabiduría, siendo pagana se convierte al cristianismo al convencerse de su verdad y con argumentos llenos de lógica convierte a muchos más.

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Evangelio según San Lucas 21,12-19.
Jesús dijo a sus discípulos:

«Los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.

Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,
porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.

Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.


Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.»