Evangelio según San Lucas 21,34-36.
Comentario por David Quiroa
“Embriaguez, excesos y preocupaciones”
Pregúntele a cualquiera y sin duda le
dirá que “todos los excesos son malos” y que emborracharse también es malo.
Pero costará mucho encontrar a alguien que diga que preocuparse es malo. Es más, para muchos la preocupación
permanente les parece una virtud, especialmente si se preocupan de sus hijos.
Sin embargo, el Señor condena por
igual la embriaguez que las preocupaciones por la vida. Porque estar preocupado
de las notas del niño y de los regalos de Navidad, nos hace olvidar lo
importante: orar y estar preparados para el día que Dios nos llame a su
presencia.
Las preocupaciones son aún peores que
emborracharse, porque la borrachera pasa, pero las preocupaciones se quedan.
¿Hasta cuándo aprenderemos a confiar en el Señor?
Hoy celebramos a Santa Catalina
Labouré: Catalina fue la vidente “de la medalla milagrosa” que recordábamos ayer.
Más de 40 años pasó como enfermera en un hospital, sin que nadie supiera que
había visto a la Virgen en su juventud.
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Evangelio según San Lucas 21,34-36.
Jesús dijo a sus discípulos:
“Tengan cuidado de no dejarse aturdir
por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese
día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a
todos los hombres en toda la tierra.
Estén prevenidos y oren
incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán
comparecer seguros ante el Hijo del hombre”.
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