Evangelio según San Lucas 16,1-8.
Comentario por David Quiroa
“¿Cuánto debes?”
Al leer la parábola del administrador
deshonesto, fácilmente se nos pierde el mensaje central. Vemos a un tipo
astuto, falsificando libros para congraciarse con la gente y un jefe algo bobo
que lo alaba por esa actitud.
Lo que se nos pierde es que,
literalmente, aquél hombre está “perdonando las deudas” y espera que así lo
perdonen y lo reciban en la casa de los deudores. Recordemos que Dios se identifica con “el más
pequeño de mis hermanos” (Mt 25,40), de tal manera que cuando le pedimos al que nos ofende que nos reciba en
su casa, es como si se lo pidiéramos a Dios.
Así que nuestra relación con Dios es
mucho más compleja que encerrarse en el cuarto a orar a solas (Mt 6,6). Es eso, y además, está entretejida en nuestra relación con todas las
personas que nos rodean. Si esa persona que nos ofendió llegara antes que
nosotros al cielo, ¿cómo quisiéramos que nos recordara?
Hoy celebramos a San Leonardo
de Noblac: Le rogó al rey el privilegio de poder liberar presos de la cárcel, que en
aquél tiempo se usaba para obligar a pagar deudas, y así libró a muchos de la
prisión.
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Evangelio según San Lucas 16,1-8.
Jesús decía a sus discípulos:
“Había un hombre rico que tenía un
administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes.
Lo llamó y le dijo: ‘¿Qué es lo que
me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás
más ese puesto’.
El administrador pensó entonces: ‘¿Qué
voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas.
¿Pedir limosna? Me da vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar
el puesto, haya quienes me reciban en su casa!’.
Llamó uno por uno a los deudores de
su señor y preguntó al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’.
‘Veinte barriles de aceite’, le
respondió.
El administrador le dijo: ‘Toma tu
recibo, siéntate en seguida, y anota diez’.
Después preguntó a otro: ‘Y tú,
¿cuánto debes?’.
‘Cuatrocientos quintales de trigo’,
le respondió.
El administrador le dijo: ‘Toma tu
recibo y anota trescientos’.
Y el señor alabó a este administrador
deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son
más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz.”
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