Evangelio según San Lucas 13,18-21.
Comentario por David Quiroa
“Un poco de levadura con una gran
cantidad de harina”
Quien haya hecho pan alguna vez
entenderá esta comparación. La harina
parece estar muerta y la levadura también. Pero cuando se mezclan, la levadura
revive y hace crecer la masa varias veces su tamaño original.
Del mismo modo, el Reino de Dios no
está en las grandes acciones, los decretos papales ni los concilios. Está en
los pequeños actos cotidianos de cada uno de nosotros. Una sonrisa, una palabra
de ánimo, una llamada telefónica, muchas veces cambian radicalmente la vida de
la gente.
Son esos pequeños gestos a los que el
Papa Francisco nos está acostumbrando los que construyen el Reino de Dios.
Pequeños cambios con grandes consecuencias. Ser un poquito mejor cada día. Son
actos que parecen intrascendentes cuando se hacen, pero que a la larga cambian
nuestro destino final.
“El Rosario hará germinar las
virtudes” dice una de las quince promesas de la
Virgen a quien rece el Rosario. ¿Es magia acaso? No. Estas pequeñas oraciones,
repetidas con devoción, nos haciendo brotar virtudes que mantenemos escondidas.
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Evangelio según San Lucas 13,18-21.
Jesús dijo entonces: “¿A qué se
parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de
mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y
los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas”.
Dijo también: “¿Con qué podré
comparar el Reino de Dios?
Se parece a un poco de levadura que
una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa”.
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