Evangelio según San Lucas 6,12-19.
Comentario por David Quiroa
“Pasó la noche en oración (…) salía
de Él una fuerza que sanaba”
Si estuviéramos escuchando una
historia de fantasía, una de esas historietas de superhéroes, comprenderíamos
la relación que existe entre la oración y los “poderes” de Jesús. Como cuando Linterna Verde recarga su anillo
y puede hacer proezas más tarde.
Pero en la realidad, así es como
funciona la oración, incluso para el Hijo de Dios. Orar es recargar el espíritu, la mente y el
cuerpo para enfrentar los retos, tanto los cotidianos como los extraordinarios.
Desde las más sencillas jaculatorias
hasta los días completos de adoración al Santísimo, la oración es tan necesaria
para nosotros como el alimento y el ejercicio. Sin oración, el alma muere; con
oración todo es posible.
20 minutos al día: Los doctores recomiendan ejercitarse como mínimo 20 minutos diarios. Un
Rosario tarda aproximadamente 20 minutos. ¿Quiere una buena receta para su
salud física y espiritual? Rece un Rosario caminando cada día.
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Evangelio según San Lucas 6,12-19.
Jesús se retiró a una montaña para
orar, y pasó toda la noche en oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus
discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón,
a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan,
Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el
Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar con ellos se detuvo en una
llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había
llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para
escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados
por espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo, porque
salía de él una fuerza que sanaba a todos.
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