Evangelio según San Lucas 10,38-42.
Comentario por David Quiroa
“Solo una cosa es necesaria”
Seamos honestos: los trastos no se
lavan solos. ¿Por qué entonces Jesús elogia a María que se queda escuchándolo y
critica a Marta, afanada con las tareas domésticas? Porque no es cuestión de lo
que uno hace, sino de por qué lo hace.
Por mucho que uno se ocupe del oficio
doméstico o del trabajo de la oficina, éste nunca se va a acabar y jamás
quedará tan perfecto como sale en las fotos de las revistas. Pero si uno
contempla el misterio de la redención MIENTRAS realiza las tareas, le dará un
sentido completamente nuevo al trabajo diario: eso es lo verdaderamente
importante.
Trastos sucios, memorandos y tareas
pendientes habrán siempre, cada vez más sucios y peor pagados. Pero si en cada
traste uno encuentra una razón para acercarse a Dios, eso no se lo quita nadie.*
El Rosario y las tareas
domésticas: el papa Benedicto XVI recomendaba rezar el rosario mientras manejamos. Es
una excelente manera de reducir el estrés y llevar una cuenta del tiempo sin
angustiarse. Cuando hacemos tareas
mecánicas que no permiten pensar en nada mas, el Rosario consuela y da sentido
a la existencia que de otra manera estaría desperdiciada.
*Tengo un
largo y aburrido artículo titulado “La contemplación de la cochambre” que trata
este tema. Si usted se anima a seguirme leyendo otro rato, se lo recomiendo, sólo haga clic sobre la letra azul.
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Evangelio según San Lucas 10,38-42.
Jesús entró en un pueblo, y una mujer
que se llamaba Marta lo recibió en su casa.
Tenía una hermana llamada María, que
sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los
quehaceres de la casa, dijo a Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me
deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude”.
Pero el Señor le respondió: “Marta,
Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o
más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será
quitada”.
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