Evangelio según San Lucas 11,5-13.
Comentario por David Quiroa
“Se levantará a causa de su
insistencia”
Eso de rezar mucho no va con las
almas “modernas”. “Ah, Dios sabe lo que
quiero, ¿para qué lo voy a andar molestando?”, dicen, y no con poca razón. Sin embargo, Jesús dice que insistamos.
Obviamente, Dios no necesita la
insistencia: es para nuestro bien. El beneficio más obvio de insistir es que
cuando uno tiene que pedir algo muchas veces, se va concretando a pedir lo
realmente necesario. “Tres panes” dice el Evangelio. No dice “una paella, un
pichel de sangría, dos panes con ajo y uno con mantequilla”. Pedir muchas veces nos hace mucho más
humildes.
Y como decíamos ayer, pedir mucho es
un ejercicio mental. Conforma nuestra alma a la voluntad de Dios. Y no hay nada
más poderoso que pedir lo que Dios de todas maneras quiere darnos.
Con un Rosario insistimos 245
veces: Cada 5 misterios del Rosario que rezamos en un día, mencionamos 245
veces el nombre de Dios. En una semana ya pedimos 1000 veces lo que
necesitamos. Por eso es tan eficaz esta oración.
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Evangelio según San Lucas 11,5-13.
Jesús dijo a sus discípulos:
“Supongamos que alguno de ustedes
tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: ‘Amigo, préstame tres
panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle’, y
desde adentro él le responde: ‘No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y
mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos’.
Yo les aseguro que aunque él no se
levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su
insistencia y le dará todo lo necesario.
También les aseguro: pidan y se les
dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá.
Porque el que pide, recibe; el que
busca, encuentra; y al que llama, se le abre.
¿Hay entre ustedes algún padre que da
a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en
su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si
ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el
Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!”.
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