jueves, 22 de octubre de 2015

“La madre contra la hija, la suegra contra la nuera” (Lc 12,49-53.)

Evangelio según San Lucas 12,49-53.
Comentario por David Quiroa

“La madre contra la hija, la suegra contra la nuera” 

En la Iglesia rezamos constantemente por la unidad de los cristianos porque, como seres humanos que somos, nos encanta encontrar razones para pelearnos, incluso por la fe.

No es Dios el que pone esa división, es el Enemigo. Entre mayor es la fe de una persona, más esfuerzo pone el diablo por introducirle dudas, temores y controversias. ¿Cómo evitamos eso?  Haciéndonos servidores de los demás.

Por mucho que quiera, nadie se pelea con el que bien le sirve. Se peleará con el jefe y con el competidor, pero no con el que cumple sus deseos. La docilidad en el servicio, aún sin perder las propias convicciones, es receta infalible para evitar los pleitos.




Martín Lutero rezaba el Rosario: Por extraño que parezca en una oración tan católica, existen denominaciones protestantes que lo rezan. Lutero murió con un rosario en la mano. Con la gracia de Dios, el Rosario podría ser el punto de unión entre los cristianos.

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Evangelio según San Lucas 12,49-53.

Jesús dijo a sus discípulos:

“Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!

Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente!

¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra?


No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.

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