Evangelio según San Lucas 12,49-53.
Comentario por David Quiroa
“La madre contra la hija, la suegra contra la nuera”
En la Iglesia rezamos constantemente por
la unidad de los cristianos porque, como seres humanos que somos, nos encanta
encontrar razones para pelearnos, incluso por la fe.
No es Dios el que pone esa división, es
el Enemigo. Entre mayor es la fe de una persona, más esfuerzo pone el diablo
por introducirle dudas, temores y controversias. ¿Cómo evitamos eso? Haciéndonos servidores de los demás.
Por mucho que quiera, nadie se pelea con
el que bien le sirve. Se peleará con el jefe y con el competidor, pero no con
el que cumple sus deseos. La docilidad en el servicio, aún sin perder las
propias convicciones, es receta infalible para evitar los pleitos.
Martín Lutero rezaba el Rosario: Por extraño que parezca en una oración tan
católica, existen denominaciones protestantes que lo rezan. Lutero murió con un
rosario en la mano. Con la gracia de Dios, el Rosario podría ser el punto de
unión entre los cristianos.
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Evangelio según San Lucas 12,49-53.
Jesús dijo a sus discípulos:
“Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya
estuviera ardiendo!
Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se
cumpla plenamente!
¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra?
No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco
miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el
padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la
hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.
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