Evangelio según San Juan 3,13-17.
Comentario por David Quiroa
“Es necesario que el Hijo sea
levantado en alto”
El ser humano no es sólo carne, pero
tampoco es sólo espíritu: es un conjunto inseparable de las dos cosas. Por eso,
para mover el espíritu necesitamos mover el cuerpo, debemos ver, tocar, sentir.
Sabiendo esto, Dios le mandó a Moisés
que hiciera una serpiente de bronce y la levantara en alto para que el que la
viera, se curara. Del mismo modo, mandó
a su Iglesia que hiciera imágenes de Cristo crucificado, para que quien las vea
crea, y creyendo tenga vida eterna.
Hoy celebramos la Exaltación de
la Santa Cruz: una fiesta que nos recuerda
el sacrificio infinito de Jesús que siendo Dios aceptó la muerte para poner
sobre Él nuestros pecados y salvarnos de la muerte eterna.
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Evangelio según San Juan 3,13-17.
Jesús dijo a Nicodemo:
«Nadie ha subido al cielo, sino el
que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma
manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es
necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que
creen en él tengan Vida eterna.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que
entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que
tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para
juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»
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