domingo, 13 de septiembre de 2015

“El que pierda su vida por mí, la salvará” (Mc 8,27-35.)

Evangelio según San Marcos 8,27-35.
Comentario por David Quiroa

“El que pierda su vida por mí, la salvará” 

“Perder la vida” no siempre significa morir. Muchas veces significa perder el status, las comodidades, el prestigio.  Podríamos decir “el que pierda la buena vida por el Evangelio, la salvará”.

Dar la vida por algo no es solamente saltar a tiempo para recibir una bala. Muchas veces son actos más heroicos pero menos espectaculares, son largos días dedicados a la familia, a los pobres o al estudio, que nadie mira y muy pocos aprecian.

Entregarlo todo por la Buena Noticia no es siempre pararse en una plaza a predicar.  Muchas veces es quedarse en el mismo lugar, haciendo las mismas cosas, pero con un Espíritu diferente.

El ejemplo de hoy San Juan Crisóstomo: Dedico su vida a la predicación, haciendo siempre énfasis en el perdón y la ayuda a los pobres.

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Evangelio según San Marcos 8,27-35.

Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?”.

Ellos le respondieron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas”.

“Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Pedro respondió: “Tú eres el Mesías”.

Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él.

Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo.

Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”.


Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará.

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