Evangelio según San Juan 1,45-51.
Comentario por David Quiroa
“Verán el cielo abierto”
Llegar al cielo antes de Jesús
suponía una grandeza extraordinaria.
Para los que creían en eso, quizás sólo Moisés, Abraham y algunos
profetas habrían alcanzado tal hazaña. Para los demás, estaba el sepulcro donde
todo se volvía polvo.
Cuando Jesús vence a la muerte, el
cielo se abre para la persona común y corriente, para el leproso, para el
pecador y para el pobre desconocido.
Ahora tenemos el cielo abierto, para
el que quiera. Ya no se necesitan
grandes hazañas, la fama del profeta ni el sacrificio del mártir. Sólo creer y
hacer un esfuerzo.
El ejemplo de hoy, San Bartolomé,
Apóstol: Uno de los
doce, desconocido para el mundo. Algunas leyendas cuentan su martirio, pero lo
que sabemos de él es que siguió a Jesús y nada más.
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Evangelio según San Juan 1,45-51.
Felipe encontró a Natanael y le dijo:
“Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas.
Es Jesús, el hijo de José de Nazaret”.
Natanael le preguntó: “¿Acaso puede
salir algo bueno de Nazaret?”. “Ven y verás”, le dijo Felipe.
Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo:
“Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez”.
“¿De dónde me conoces?”, le preguntó
Natanael. Jesús le respondió: “Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando
estabas debajo de la higuera”.
Natanael le respondió: “Maestro, tú
eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”.
Jesús continuó: “Porque te dije: ‘Te
vi debajo de la higuera’, crees . Verás cosas más grandes todavía”.
Y agregó: “Les aseguro que verán el
cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.”
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