Evangelio según San Juan 6,60-69.
Comentario por David Quiroa
“Muchos se alejaron”
¿Por qué se alejan los
discípulos? No es porque les impongan
grandes sacrificios. No es porque les
pidan entregar todas sus propiedades y vivir en la pobreza. Esas cosas son
fáciles de lograr. Lo difícil, lo que la mayoría no queremos hacer, es
creer.
Creer que Jesús se convierte en Pan y
se entrega como alimento. Creer que el Padre nos ama y entregó a Su Único Hijo
para nuestra salvación. Creer, más que nada, que esta vida no es lo único que
existe, que hay algo más allá y que es mucho mejor que esto.
Son pocos los que lo consiguen. De aquéllas multitudes que seguían a Jesús,
quedaron apenas doce. Uno lo traicionó y los otros once salieron huyendo cuando
las cosas se pusieron difíciles. Pero al final el Padre los mantuvo fieles. Si
no, no lo habrían logrado.
El ejemplo de hoy, Santa Rosa de Lima:
Primera
santa de América, se impuso a sí misma una vida de sacrificio. Con su ejemplo
logró numerosas conversiones.
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Evangelio según San Juan 6,60-69.
Después de oírlo, muchos de sus
discípulos decían: “¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?”.
Jesús, sabiendo lo que sus discípulos
murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará, entonces, cuando vean
al Hijo del hombre subir donde estaba antes?
El Espíritu es el que da Vida, la
carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida. Pero hay
entre ustedes algunos que no creen”.
En efecto, Jesús sabía desde el
primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a
entregar.
Y agregó: “Por eso les he dicho que
nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”.
Desde ese momento, muchos de sus
discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo.
Jesús preguntó entonces a los Doce: “¿También
ustedes quieren irse?”.
Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a
quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y
sabemos que eres el Santo de Dios”.
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