domingo, 2 de agosto de 2015

“¿Qué debemos hacer?” (Jn 6,24-35.)

Evangelio según San Juan 6,24-35.    
Comentario por David Quiroa

“¿Qué debemos hacer?” 

Uno quisiera una respuesta complicada. Que Dios nos diera una larga lista de instrucciones que nos fueran diciendo paso por paso qué hacer para cumplir con Sus deseos. Pero su respuesta es simple: creer.

“El que viene a mí jamás tendrá hambre, el que cree en mí jamás tendrá sed”. ¿Será posible?  ¿No hay que hacer pases mágicos, rituales complicados, sacrificios extraordinarios? No. Basta creer. Algo tan fácil y nos cuesta tanto hacerlo.

Creer es como dar un salto al vacío. Una vez que lo hacemos, nos lleva la gravedad hacia el destino final. A diferencia del salto al vacío, creer nos lleva a la Vida, con mayúscula. Es tan fácil.


Hoy se celebra la Porciúncula: Una gran oportunidad para obtener indulgencia plenaria. Con instrucciones sencillas, paso por paso: Confesión, oír Misa, comulgar. ¿De verdad eso nos quita el Purgatorio? Sí. Basta creer.

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Evangelio según San Juan 6,24-35.    

Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.

Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo llegaste?”.

Jesús les respondió: “Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello”.

Ellos le preguntaron: “¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?”.

Jesús les respondió: “La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado”.

Y volvieron a preguntarle: “¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo”.

Jesús respondió: “Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo”.

Ellos le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”.

Jesús les respondió: “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.

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