Evangelio según San Mateo 20,1-16a.
Comentario por David Quiroa
“¿Por qué tomas a mal que yo sea
bueno?”
Según la “teología de la prosperidad”
propagada por algunas sectas, si uno se porta bien va a tener mucho dinero. Y
si se porta mejor, mucho más. Y por eso creen que si el pastor tiene varios
automóviles del año, es porque es una persona “muy buena”.
Es todo lo contrario a lo que dice el
Evangelio. Dios le da a cada uno lo que
Él considera justo. Ser pobre no es ser malo ni ser rico es ser bueno. De
hecho, en otra parábola, el Señor otorga riquezas a quien está condenado al
infierno (Lc 16, 19-31).
No hay que caer en la trampa de
esperar del Señor más de lo que Él nos ha prometido: el perdón de los pecados y
la vida eterna. Los denarios de este mundo no significan nada.
El ejemplo de hoy, San Juan Eules: Enseñaba a tener confianza en el amor de
Cristo, representado en los sagrados corazones de Jesús y María.
-------
Evangelio según San Mateo 20,1-16a.
Porque el Reino de los Cielos se
parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para
trabajar en su viña.
Trató con ellos un denario por día y
los envío a su viña. Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros
desocupados en la plaza, les dijo: ‘Vayan ustedes también a mi viña y les
pagaré lo que sea justo’.
Y ellos fueron. Volvió a salir al
mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y,
encontrando todavía a otros, les dijo: ‘¿Cómo se han quedado todo el día aquí,
sin hacer nada?’.
Ellos les respondieron: ‘Nadie nos ha
contratado’.
Entonces les dijo: ‘Vayan también
ustedes a mi viña’.
Al terminar el día, el propietario
llamó a su mayordomo y le dijo: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando
por los últimos y terminando por los primeros’. Fueron entonces los que habían
llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.
Llegaron después los primeros,
creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y
al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: ‘Estos últimos
trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que
hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada’.
El propietario respondió a uno de
ellos: ‘Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un
denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo
mismo que a ti.
¿No tengo derecho a disponer de mis
bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?’. Así, los
últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos».
No hay comentarios:
Publicar un comentario