domingo, 16 de agosto de 2015

“¿Cómo puede darnos a comer su carne?” (Jn 6,51-58.)

Evangelio según San Juan 6,51-58.  
Comentario por David Quiroa

“¿Cómo puede darnos a comer su carne?”

La pregunta es perfectamente válida. No existe ningún antecedente en ninguna religión ni mitología del mundo de una persona o un dios que pueda transformarse en pan y convertirse en alimento para todos. Ni la ha habido después de Jesús. La transubstanciación es un fenómeno único en la historia.

Para nosotros es un misterio. ¿Cómo puede Dios cambiar la substancia del pan y volverla Dios, sin cambiar su apariencia de pan? ¿Qué pasa antes, durante y después de este milagro que se repite todos los días?   ¿Cómo puede Él estar completo en cuerpo, sangre, alma y divinidad en cada minúscula miga?

No sabemos. No sabremos nunca.  Pero más nos vale creerlo porque lo que nos promete es la vida eterna, nada más y nada menos. Tal vez así tendremos tiempo para averiguar cómo pudo hacerlo.


El ejemplo de hoy, San Roque Enfermero: Andaba de peregrino cuando se vio envuelto en una epidemia de tifus. Se puso a curar enfermos con tal dedicación, que muchas veces bastaba con que les hiciera la señal de la cruz para que se curaran.

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Evangelio según San Juan 6,51-58.

Jesús dijo a los judíos:

“Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo”.

Los judíos discutían entre sí, diciendo: “¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?”.

Jesús les respondió: “Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.

Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí.


Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente”.

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