Evangelio según San Mateo 10,1-7.
Comentario por David Quiroa
“Vayan a las ovejas perdidas”
Muchas especulaciones se han hecho
sobre cuáles son las tribus perdidas de Israel, pero con un poco de
razonamiento no es necesario especular: Todos somos descendientes de Adán,
todos somos el pueblo de Dios.
Sobre el concepto “perdidas” el papa
Francisco ha sido muy enfático: es necesario salir de la comodidad de nuestras
comunidades, grupos y asociaciones y salir a buscar a los que hace mucho no
están con nosotros.
Y no es necesario ir muy lejos. Todos
tenemos un pariente que fue bautizado y no ha regresado a la Iglesia ni se ha
confesado en años. No será fácil traerlo, pero “en el camino” vamos proclamando
el Reino de Dios. Sólo eso nos pide Jesús.
El ejemplo de hoy, Beato Pedro Vigne:
Como muchos
santos, tuvo dudas internas sobre su vocación misionera. Fue trabajando en
misión que descubrió que sí era ese su camino.
Evangelio según San Mateo 10,1-7.
Jesús convocó a sus doce discípulos y
les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier
enfermedad o dolencia.
Los nombres de los doce Apóstoles
son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego,
Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y
Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el Cananeo, y
Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
A estos Doce, Jesús los envió con las
siguientes instrucciones: “No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna
ciudad de los samaritanos.
“Vayan, en cambio, a las ovejas
perdidas del pueblo de Israel.
Por el camino, proclamen que el Reino
de los Cielos está cerca.”
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