miércoles, 8 de julio de 2015

“Vayan a las ovejas perdidas” (Mt 10,1-7.)

Evangelio según San Mateo 10,1-7.
Comentario por David Quiroa

“Vayan a las ovejas perdidas” 

Muchas especulaciones se han hecho sobre cuáles son las tribus perdidas de Israel, pero con un poco de razonamiento no es necesario especular: Todos somos descendientes de Adán, todos somos el pueblo de Dios.

Sobre el concepto “perdidas” el papa Francisco ha sido muy enfático: es necesario salir de la comodidad de nuestras comunidades, grupos y asociaciones y salir a buscar a los que hace mucho no están con nosotros.

Y no es necesario ir muy lejos. Todos tenemos un pariente que fue bautizado y no ha regresado a la Iglesia ni se ha confesado en años. No será fácil traerlo, pero “en el camino” vamos proclamando el Reino de Dios. Sólo eso nos pide Jesús.

El ejemplo de hoy, Beato Pedro Vigne: Como muchos santos, tuvo dudas internas sobre su vocación misionera. Fue trabajando en misión que descubrió que sí era ese su camino.


Evangelio según San Mateo 10,1-7.

Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.

Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.

A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: “No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos.

“Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.

Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.”

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