martes, 7 de julio de 2015

“La cosecha es abundante” (Mt 9,32-38.)

Evangelio según San Mateo 9,32-38.  
Comentario por David Quiroa

“La cosecha es abundante”

Desde muy antiguo hasta la fecha, siempre ha hecho falta gente que hable de Dios a los demás.  Y aunque ahora sufrimos de una escasez de sacerdotes, no siempre fue así y de todas maneras hacían falta “obreros para la cosecha”.

El problema no es solo que se trate de un trabajo duro y muy sacrificado. Es que las personas todo el tiempo nos la pasamos alejándonos de las enseñanzas de Dios y hay que perder mucho tiempo llevando a las ovejas al redil.

El que trabaja para llevar almas hacia Dios tiene siempre mucho qué hacer y raras veces se lo agradecemos.

El ejemplo de hoy, San Maél Ruáin: Fundador de un monasterio en Irlanda, no sabríamos nada de él si no hubiera sido por un alumno suyo que se detuvo a escribir sobre sus costumbres, todas creadas para mantenerse a sí mismo y a sus monjes cerca de lo que Dios manda.


Evangelio según San Mateo 9,32-38.

En cuanto se fueron los ciegos, le presentaron a un mudo que estaba endemoniado.

El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: “Jamás se vio nada igual en Israel”.

Pero los fariseos decían: “El expulsa a los demonios por obra del Príncipe de los demonios”.

Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.

Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.


Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.”

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