Evangelio según San Mateo 12,14-21.
Comentario por David Quiroa
“No discutirá ni gritará”
Otra de las cosas que nos cuesta
entender es que a Dios le gusta que las cosas sigan su curso natural. Por
supuesto que puede hacer milagros, pero prefiere que todo se desarrolle según
Sus leyes.
Si Dios hubiera querido, Cristo
habría cambiado el mundo a golpes de espada, con gritos y forzándonos a
creerle. Pero no lo quiso. El Señor
quiere conquistar nuestros corazones con amor, no a la fuerza. Por eso Jesús era tan discreto, no le
gustaban los halagos ni la fama.
Y así seguirá siendo hasta que llegue
el momento de su Segunda Venida. Por
ahora nos toca creerle a sus susurros, porque el día que se levante y grite,
hasta las montañas temblarán.
El ejemplo de hoy, San Bruno de Segni:
renunció
voluntariamente a los honores, para servir desde puestos menores. Rechazaba
abiertamente a quienes compraban privilegios para su propio beneficio.
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Evangelio según San Mateo 12,14-21.
En seguida los fariseos salieron y se
confabularon para buscar la forma de acabar con él.
Al enterarse de esto, Jesús se alejó
de allí. Muchos lo siguieron, y los curó a todos. Pero él les ordenó severamente
que no lo dieran a conocer, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta
Isaías: Este es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo
puesta mi predilección. Derramaré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia
a las naciones.
No discutirá ni gritará, y nadie oirá
su voz en las plazas. No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha
humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones pondrán la
esperanza en su Nombre.
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