Evangelio según San Mateo 11,25-27.
Comentario por David Quiroa
“Nadie conoce al Padre sino el Hijo”
De acuerdo al libro del P. Fortea (“Historia
del Mundo Angélico”, Ed. Dos Latidos, España, 2012), comprender la mente de un
ángel resultaría imposible para nosotros, porque son millones de veces más
sofisticadas que las nuestras. Y aun
así, la mente de Dios es inalcanzable hasta para los ángeles.
Uno no puede presumir de conocer a
Dios, es literalmente imposible. Pero es posible conocer fragmentos
infinitesimales de Él, a través de la fe que nos da Cristo. No llega ni
siquiera a ser un vistazo de la grandeza de Dios, apenas es una idea lejana de
que es Él quien todo lo controla.
Por eso se nos pide creer y no tratar
de comprender. Si creemos y Jesús quiere, Dios se nos revela hasta donde
podemos entender.
El ejemplo de hoy, San Buenaventura: Distinguido teólogo, sabía separar lo esencial
de lo superficial. Y en su vida pública se comportaba con la mayor humildad.
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Evangelio según San Mateo 11,25-27.
Jesús dijo:
“Te alabo, Padre, Señor del cielo y
de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y
haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
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