miércoles, 1 de julio de 2015

“La región de los gadarenos” (Mt 8,28-34.)

Evangelio según San Mateo 8,28-34.
Comentario por David Quiroa

“La región de los gadarenos”

Gadara era una ciudad semiindependiente al sur del Mar de Galilea, famosa por salvaje y aguerrida. El hecho que Jesús, un galileo montañés, pacífico y religioso, se aventurara por esas tierras ya era algo especial. Que se enfrentara con dos endemoniados, mucho más.

Imaginemos en nuestros tiempos a un cura metiéndose en una zona roja dominada por delincuentes y enfrentándose a los dos peores. “Nadie se atrevía a pasar por allí”, dice el Evangelio.

Y son los mismos demonios los que suplican a Jesús salir de aquéllos cuerpos, meterse en unos cerdos –lo más sucio, según aquél pueblo– y tirarse por un acantilado. Por compasión, Jesús se los concede. Así de grande es su poder y su misericordia.

El ejemplo de hoy, Beato Jorge Beesley: Su delito fue ser sacerdote en tiempos de la separación de la iglesia Anglicana. Soportó con paciencia el martirio, sin negar por un instante su fidelidad a la Iglesia Universal.

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Evangelio según San Mateo 8,28-34.

Cuando Jesús llegó a la otra orilla, a la región de los gadarenos, fueron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros. Eran tan feroces, que nadie podía pasar por ese camino.

Y comenzaron a gritar: “¿Que quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?”

A cierta distancia había una gran piara de cerdos paciendo.
Los demonios suplicaron a Jesús: “Si vas a expulsarnos, envíanos a esa piara”.

El les dijo: “Vayan”. Ellos salieron y entraron en los cerdos: estos se precipitaron al mar desde lo alto del acantilado, y se ahogaron.

Los cuidadores huyeron y fueron a la ciudad para llevar la noticia de todo lo que había sucedido con los endemoniados.


Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, al verlo, le rogaron que se fuera de su territorio.

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