sábado, 4 de julio de 2015

“El esposo les será quitado” (Mt 9,14-18.)

Evangelio según San Mateo 9,14-17.  
Comentario por David Quiroa

“El esposo les será quitado”

Dicen que nadie aprecia lo que tiene hasta que lo pierde. Eso nos pasa igual con Dios que con la gente que nos rodea.

Ese esposo que hoy nos parece irritante y desconsiderado, cuando no lo tenemos nos damos cuenta que era el soporte de la familia. Ese Dios que nos parece intransigente y despiadado, cuando no lo tenemos nos damos cuenta que era la razón completa de nuestra existencia.

Pero tenemos un consuelo. Cuando parece que Dios se va, realmente es como el padre que juega a las escondidas con su niñito pequeño. No se ha ido, está allí tras la cortina, son Suyas las manos que nos puso en los ojos. El nunca nos deja, aunque a ratos parezca que sí.



El ejemplo de hoy, Santa Isabel, reina de Portugal: Pasó su vida tratando de reconciliar a sus parientes, peleados unos con otros. Aunque parecía una empresa imposible, al final lo logró.

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Evangelio según San Mateo 9,14-17.

Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?”.

Jesús les respondió: “¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.

Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande.


Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama y los odres se pierden. ¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!”.

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