Evangelio según San Mateo 9,14-17.
Comentario por David Quiroa
“El esposo les será quitado”
Dicen que nadie aprecia lo que tiene
hasta que lo pierde. Eso nos pasa igual con Dios que con la gente que nos
rodea.
Ese esposo que hoy nos parece irritante
y desconsiderado, cuando no lo tenemos nos damos cuenta que era el soporte de
la familia. Ese Dios que nos parece intransigente y despiadado, cuando no lo
tenemos nos damos cuenta que era la razón completa de nuestra existencia.
Pero tenemos un consuelo. Cuando parece
que Dios se va, realmente es como el padre que juega a las escondidas con su
niñito pequeño. No se ha ido, está allí tras la cortina, son Suyas las manos
que nos puso en los ojos. El nunca nos deja, aunque a ratos parezca que sí.
El ejemplo de hoy, Santa Isabel, reina
de Portugal: Pasó su vida
tratando de reconciliar a sus parientes, peleados unos con otros. Aunque
parecía una empresa imposible, al final lo logró.
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Evangelio según San Mateo 9,14-17.
Se acercaron a Jesús los discípulos
de Juan y le dijeron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos
nosotros y los fariseos?”.
Jesús les respondió: “¿Acaso los
amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos?
Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
Nadie usa un pedazo de género nuevo
para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido y la
rotura se hace más grande.
Tampoco se pone vino nuevo en odres
viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama y los odres se pierden.
¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!”.
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