Evangelio según San Juan 5,31-47.
Comentario por David Quiroa
“Si
creyeran en Moisés, también creerían en Mí”
“Moisés” en el Evangelio significa lo
que nosotros llamamos “los diez mandamientos”.
Creer en Dios, creer en Jesús, significa obligatoriamente creer en los
diez mandamientos.
A su vez, creer en los diez
mandamientos significa creer en Jesús. Son dos cosas que no pueden
separarse. Uno no puede decir “yo creo
en Dios”, pero no obedecer los mandamientos, ni tampoco puede obedecer los
mandamientos sin creer en Dios.
Por eso, cuando uno va a confesarse y
dice “desobedecí este mandamiento tantas veces”, lo que está diciendo es “dejé
de creer en Dios tantas veces”. Aunque
sea la más pequeña e insignificante falta, desobedecer un mandamiento es
desobedecer a Dios.
El ejemplo de hoy, San Juan Brittos: Misionero
jesuita en India, tan fiel era al Evangelio que el gobernador de aquélla tierra
no quería martirizarlo, por temor a ofender a aquél Dios que desconocía.
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Evangelio según San Juan 5,31-47.
Jesús dijo a los judíos:
Si yo diera testimonio de mí mismo, mi
testimonio no valdría. Pero hay otro que da testimonio de mí, y yo sé que ese
testimonio es verdadero.
Ustedes mismos mandaron preguntar a
Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio
de un hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes.
Juan era la lámpara que arde y
resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz. Pero el
testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me
encargó llevar a cabo. Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha
enviado. Y el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han
escuchado su voz ni han visto su rostro, y su palabra no permanece en ustedes,
porque no creen al que él envió.
Ustedes examinan las Escrituras, porque
en ellas piensan encontrar Vida eterna: ellas dan testimonio de mí, y sin
embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener Vida. Mi gloria no viene de
los hombres.
Además, yo los conozco: el amor de Dios
no está en ustedes.
He venido en nombre de mi Padre y
ustedes no me reciben, pero si otro viene en su propio nombre, a ese sí lo van
a recibir.
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