Evangelio
según San Marcos 7,1-13
Comentario por: David Quiroa
“Por seguir
la tradición”
Mañana
empieza la Cuaresma. Y Jesús nos
pregunta: ¿Vamos a celebrarla por honor a Dios o sólo por seguir la tradición? Mañana mismo se verán las grandes filas de personas
yendo a ponerse ceniza en la frente, pero ¿saben acaso por qué lo hacen?
“Así anulan
la palabra de Dios por la tradición”, dice el Señor. Hoy es un buen día para examinar las verdaderas
razones por las que comemos pescado, sacamos procesiones a las calles, hacemos alfombras
y nos vestimos de morado durante las siguientes semanas.
Si no lo
sabemos, haríamos más bien en no seguir las tradiciones, porque más vale comer
con las manos sucias, que con el corazón desviado.
El ejemplo
de hoy: Santa Eulalia “la que
habla bien”. Con apenas 12 años supo defender su fe frente al Emperador, al
punto que sus propios verdugos huyeron
al ver su valentía.
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Evangelio
según San Marcos 7,1-13
Los fariseos con algunos
escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de
sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.
Los fariseos, en efecto, y
los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos,
siguiendo la tradición de sus antepasados; y al volver del mercado, no comen
sin hacer primero las abluciones.
Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por
tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de
bronce.
Entonces los fariseos y
escribas preguntaron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo a
la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?”
El les respondió: “¡Hipócritas!
Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice:
Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos. Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios,
por seguir la tradición de los hombres”.
Y les decía: “Por
mantenerse fieles a su tradición, ustedes
descartan tranquilamente el mandamiento de Dios.
Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y además: El que
maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte. En cambio, ustedes afirman: ‘Si alguien dice
a su padre o a su madre: Declaro corbán -es decir, ofrenda sagrada- todo
aquello con lo que podría ayudarte...’
En ese caso, le permiten no hacer más nada por su padre o por su madre.
Así anulan la palabra de
Dios por la tradición que ustedes mismos
se han transmitido. ¡Y como estas, hacen muchas otras cosas!”
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