Evangelio
según San Marcos 6,1-6
Comentario por: David Quiroa
“Se
asombraba de su falta de fe”
Y de la
nuestra, ¿qué dirá el Señor? Le cuesta
tanto hacer milagros por aquí, “fuera de curar a unos pocos enfermos”, porque
somos muy débiles en nuestra fe.
En aquéllos
tiempos, le juzgaban a Jesús su pasado: su papá el carpintero, su mamá el ama
de casa... Hoy le juzgamos a Jesús su futuro: Que por qué no viene, que si nos va
a alcanzar este dinero, este petróleo, este oxígeno para tantísima gente...
Es cierto
que cuesta mucho tener fe en un mundo incierto,
pero Jesús sólo nos ofrece la cruz y el pan de cada día. ¿No es eso lo que
llevamos? Entonces, ¿por qué no creemos en Él?
El ejemplo
de hoy: San Pablo Miki y
compañeros mártires. Sufrieron persecución y martirio en Japón, y murieron
perdonando a sus verdugos, clavados en cruces por ser cristianos, agradecidos
de morir como el Señor.
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Evangelio
según San Marcos 6,1-6
Jesús salió
de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en
la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: “¿De
dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes
milagros que se realizan por sus manos?
¿No es
acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y
de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?”. Y Jesús era para ellos motivo de
tropiezo.
Por eso les
dijo: “Un profeta es despreciado solamente
en su pueblo, en su familia y en su casa”.
Y no pudo
hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles
las manos.
Y él se
asombraba de su falta de fe. Jesús
recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.
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