Evangelio
según San Marcos 4,26-34
Comentario por: David Quiroa
“La semilla
germina sin que sepa cómo”
Relacionamos
el Evangelio de hoy con el de ayer. Ayer, la semilla era la Palabra de Dios y
hoy esa semilla germina sin que sepamos cómo.
Así ocurre
con lo que vamos aprendiendo de Dios a lo largo de la vida. A veces en la
infancia escuchamos algo y sólo lo aplicamos cuando ya somos viejos. A veces
nos proponemos ser mejores y sólo lo logramos después de muchos años de
esfuerzo y oscuridad.
No hay que
desesperar si no vemos frutos inmediatos de Dios. El sabe cuándo es tiempo de
la cosecha. Lo nuestro es esperar
pacientemente, guardar esas semillas en el corazón y estar dispuestos a dar
fruto en cualquier momento.
El ejemplo
de hoy: Santa Brígida de
Irlanda. Hija de un jefe y una sirvienta, Brígida destacó por su caridad con
los pobres.
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Evangelio
según San Marcos 4,26-34
Y decía: “El
Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que
duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin
que él sepa cómo.
La tierra
por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano
abundante en la espiga.
Cuando el
fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de
la cosecha”.
También
decía: “¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá
para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la
siembra, es la más pequeña de todas las
semillas de la tierra, pero una vez sembrada, crece y llega a ser la más grade
de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo
se cobijan a su sombra”.
Y con
muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos
podían comprender. No les hablaba sino
en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.
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