Evangelio
según San Marcos 3,31-32
Comentario por: David Quiroa
“El que
hace la voluntad de Dios”
Muchos
creen que hacer la voluntad de Dios significa perder la propia libertad,
amarrarse a un destino fijo y convertirse en algo peor que un esclavo. No es cierto.
Dios nos
ofrece muchas alternativas buenas para llevar adelante nuestra vida, todas
adecuadas a su voluntad. Podemos elegir nuestra carrera, el color del que
pintamos nuestra casa, con quién nos casamos y millones de cosas más.
Lo único
que nos pide es que en esa elección hagamos el bien. Y haciendo el bien, somos
parte de Su familia, hermanos, hermanas, padres y madres, parte de Su Reino, en
el que tenemos aún más libertad.
El ejemplo
de hoy: San Pedro Nolasco.
Dedicó la fortuna heredada de su familia a liberar esclavos y luego fundó la
orden de los Mercedarios con el mismo fin.
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Evangelio
según San Marcos 3,31-35
Entonces
llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron llamar.
La multitud
estaba sentada alrededor de Jesús y le dijeron: “Tu madre y tus hermanos te
buscan ahí afuera”. El les respondió: “¿Quién
es mi madre
y quiénes
son mis hermanos?”.
Y
dirigiendo su mirada sobre los que estaban
sentados alrededor de él, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos. Porque
el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”.
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