martes, 29 de enero de 2013


Evangelio según San Marcos 3,31-32
Comentario por: David Quiroa

“El que hace la voluntad de Dios” 

Muchos creen que hacer la voluntad de Dios significa perder la propia libertad, amarrarse a un destino fijo y convertirse en algo peor que un esclavo.  No es cierto.

Dios nos ofrece muchas alternativas buenas para llevar adelante nuestra vida, todas adecuadas a su voluntad. Podemos elegir nuestra carrera, el color del que pintamos nuestra casa, con quién nos casamos y millones de cosas más.

Lo único que nos pide es que en esa elección hagamos el bien. Y haciendo el bien, somos parte de Su familia, hermanos, hermanas, padres y madres, parte de Su Reino, en el que tenemos aún más libertad.

El ejemplo de hoy: San Pedro Nolasco. Dedicó la fortuna heredada de su familia a liberar esclavos y luego fundó la orden de los Mercedarios con el mismo fin.
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Evangelio según San Marcos 3,31-35

Entonces llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron llamar.

La multitud estaba sentada alrededor de Jesús y le dijeron: “Tu madre y tus hermanos te buscan ahí afuera”.  El les respondió: “¿Quién es mi madre
y quiénes son mis hermanos?”.

Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban  sentados alrededor de él, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

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