Evangelio
según San Marcos 3,22-30
Comentario por: David Quiroa
“Una
familia dividida tampoco puede subsistir”
Cuando
logran hacer un gran asalto a un banco, siempre dicen que “hubo trabajo interno”, es decir, que alguien del banco estaba
asociado con los asaltantes. Es lo mismo con la familia: cuando se
destruye, es porque alguien de adentro está deseando que se destruya.
Pasa
también lo mismo con nuestra alma.
Cuando estamos preparados y fuertes, conscientes de nuestras debilidades
y fortalezas, el pecado no nos puede ganar. Pero cuando en el fondo deseamos
hacer el mal, no necesitamos tentaciones
para hacerlo.
El pecado imperdonable: No se puede perdonar la blasfemia
contra el Espíritu Santo, porque tal blasfemia es negar que existe el perdón. Si uno no quiere ser perdonado, nunca será
perdonado.
El ejemplo
de hoy: Santo Tomás de Aquino.
Estudió profundamente la filosofía griega, para encontrar en ella lo bueno y
descartar lo malo.
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Evangelio
según San Marcos 3,22-30
Los
escribas que habían venido de Jerusalén decían: “Está poseído por Belzebul y
expulsa a los demonios por el poder del
Príncipe de los Demonios”.
Jesús los
llamó y por medio de comparaciones les explicó: “¿Cómo Satanás va a expulsar a
Satanás? Un reino donde hay luchas
internas no puede subsistir. Y una familia dividida tampoco puede
subsistir. Por lo tanto, si Satanás se
dividió, levantándose contra sí mismo, ya
no puede subsistir, sino que ha llegado su fin.
Pero nadie
puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no
lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.
Les aseguro que todo será perdonado a los hombres: todos los pecados y
cualquier blasfemia que profieran. Pero
el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón jamás: es culpable de
pecado para siempre”.
Jesús les
dijo esto porque ellos decían: “Está poseído por un espíritu impuro”.
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