domingo, 20 de enero de 2013


Evangelio según San Juan 2,1-11
Comentario por: David Quiroa

“¿Qué tenemos que ver nosotros?” 

Una boda sin vino. Jesús y María, de invitados. Ciertamente, no tenían nada que ver con aquél problema. Perfectamente podrían haber dado la vuelta y regresado a sus casas. O se hubieran unido a la protesta general, para hacer sentir mal a los novios.

Y en lugar de eso, Jesús les regala 600 litros del mejor vino.

Porque Jesús y María no se desentienden de nuestros problemitas y cuando dan, dan en abundancia, anónimamente y sin hacer escándalo. La clave de todo es escuchar a María, quien dice “hagan lo que Él les diga”.

El ejemplo de hoy: San Sebastián. Martirizado dos veces, una con flechas y otra con azotes, por sostener su fe sin duda.

---------------     

Evangelio según San Juan 2,1-11

Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí.

Jesús también fue invitado con sus discípulos.

Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: “No tienen vino”. Jesús le respondió: “Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía”.

Pero su madre dijo a los sirvientes: “Hagan todo lo que él les diga”. 

Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: “Llenen de agua estas tinajas”. Y las llenaron hasta el borde.

“Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete”.  Así lo hicieron.

El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: “Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento”.

Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario