domingo, 6 de enero de 2013


Evangelio según San Mateo 2,1-12
Comentario por: David Quiroa

“Postrándose, le rindieron homenaje” (Mt 2,1-12)

Epifanía significa manifestación, aparición.  Hoy se celebra la primera aparición en público de Jesús, como un bebé frente a los Reyes Magos, quienes lo reconocieron como rey de todas las naciones.

Este hecho es importante, porque revela que  Jesús no solo es rey de Israel, el pueblo elegido, sino es el Salvador de todos. Hasta ahora, Jesús era un secreto muy bien guardado por María y José. A partir de este momento, la noticia del Reino de Dios se expande y sigue expandiéndose aún hoy.

Como los Reyes, reconozcamos en el Niño Jesús nuestra esperanza por la vida eterna. Dios se hizo hombre, no solo para un pueblo, sino para toda la Humanidad.

El ejemplo de hoy: Los Santos Reyes. Aunque no se sabe con precisión cuántos eran, cómo se llamaban ni de dónde venían, simbolizan en esfuerzo por conocer a Dios, algo que todos deberíamos hacer.

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Evangelio según San Mateo 2,1-12

Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron:  “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?  Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo”.

Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén.

Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles  en qué lugar debía nacer el Mesías. “En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá,  ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel”.

Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: “Vayan e infórmense  cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje”.

Después de oír al rey, ellos partieron.  La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño.

Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje.  Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra.

Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.

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