Evangelio según San Juan 1,43-51
Comentario por: David Quiroa
“Sígueme”
Cuando pensamos en encontrarnos
personalmente con Jesús, nos imaginamos grandes
discursos, efectos especiales, monumentales
revelaciones, milagros asombrosos.
Mientras tanto, en la realidad, un
encuentro con Jesús puede ser algo tan simple como
una palabra. “Sígueme”. “Vete y no peques más”. “Levántate”.
Y aunque unos versículos más adelante
el mismo Jesús ofrece mostrarnos ángeles
subiendo y bajando del cielo, la mayoría de sus
llamadas son simples, pero no por ello menos
poderosas.
Van 5 días del año nuevo y muchas
resoluciones han desaparecido. Y Jesús sólo dice: “Sigue”.
El ejemplo de hoy: San Simeón
Sisán. Niño pastor de ovejas, que a los 14 años descubrió la Iglesia y pasó el resto de su vida haciendo penitencias tan extremas que fue separado del monasterio para que los demás monjes no lo imitaran.
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Evangelio según San Juan 1,43-51
Al día siguiente, Jesús resolvió
partir hacia Galilea. Encontró a Felipe
y le dijo: “Sígueme”.
Felipe era de Betsaida, la ciudad de
Andrés y de Pedro. Felipe encontró a Natanael y le dijo: “Hemos
hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es
Jesús, el hijo de José de Nazaret”.
Natanael le preguntó: “¿Acaso puede
salir algo bueno de Nazaret?” “Ven y verás”, le dijo Felipe.
Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: “Este
es un verdadero israelita, un hombre sin doblez”.
“¿De dónde me conoces?”, le preguntó
Natanael. Jesús le respondió: “Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando
estabas debajo de la higuera”.
Natanael le respondió: “Maestro, tú
eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”.
Jesús continuó: “Porque te dije: ‘Te
vi debajo de la higuera’, crees. Verás cosas más grandes todavía”.
Y agregó: “Les aseguro que verán el
cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.
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