sábado, 5 de enero de 2013


Evangelio según San Juan 1,43-51
Comentario por: David Quiroa

“Sígueme” 

Cuando pensamos en encontrarnos personalmente con Jesús, nos imaginamos grandes discursos, efectos especiales, monumentales revelaciones, milagros asombrosos.

Mientras tanto, en la realidad, un encuentro con Jesús puede ser algo tan simple como una palabra. “Sígueme”. “Vete y no peques más”. “Levántate”.

Y aunque unos versículos más adelante el mismo Jesús ofrece mostrarnos ángeles subiendo y bajando del cielo, la mayoría de sus llamadas son simples, pero no por ello menos poderosas.

Van 5 días del año nuevo y muchas resoluciones han desaparecido.  Y Jesús sólo dice: “Sigue”.

El ejemplo de hoy: San Simeón Sisán. Niño pastor de ovejas, que a los 14 años descubrió la Iglesia y pasó el resto de su vida haciendo penitencias tan extremas que fue separado del monasterio para que los demás monjes no lo imitaran.
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Evangelio según San Juan 1,43-51

Al día siguiente, Jesús resolvió partir hacia Galilea.  Encontró a Felipe y le dijo: “Sígueme”.

Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y  de Pedro.  Felipe encontró a Natanael y le dijo: “Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret”.

Natanael le preguntó: “¿Acaso puede salir algo  bueno de Nazaret?”  “Ven y verás”, le dijo Felipe.

Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: “Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez”.

“¿De dónde me conoces?”, le preguntó Natanael. Jesús le respondió: “Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera”.

Natanael le respondió: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”.

Jesús continuó: “Porque te dije: ‘Te vi debajo de la higuera’, crees. Verás cosas más grandes todavía”.

Y agregó: “Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.

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