martes, 11 de diciembre de 2012


Evangelio según San Mateo 18,12-14
Comentario por: David Quiroa

“El Padre no quiere que se pierda ni uno” 

Más de una vez hemos pensado: “¿De qué sirve portarse bien, si Dios perdona a todos?” Nos sentimos como el hermano del hijo pródigo, traicionados por el Padre, sufriendo años de trabajo duro para que venga éste y le regale todo al hijo mal portado.

La verdad es que lo hacemos -o deberíamos hacerlo- por amor. No por la recompensa, que no todos alcanzan de todas maneras, sino  porque amamos al Padre y nos gusta verlo feliz.

¿De qué sirve alcanzar el cielo a disgusto, pataleando como la oveja perdida?  Más bonito es vivir contentos, agradecidos de lo que Dios nos da, cobijados en Su amor, seguros  que al final nos dirá “todo lo Mío es tuyo” (Cf Lc 15,31)

El ejemplo de hoy: San Dámaso I, Papa. Encargó la primera traducción de la Biblia a lenguaje popular en el siglo cuarto.

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Evangelio según San Mateo 18,12-14

¿Qué les parece?  Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde,
¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió?

Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron.

De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.

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