Evangelio según San Lucas 1,39-48
Comentario por: David Quiroa
“¡Bendita entre todas las mujeres!”
Ninguna misión podía ser más
importante en todo el universo, que la de ser Madre del Creador. Y le fue asignada a una mujer extraordinaria,
y a la vez extraordinariamente humilde.
María fue con su prima Isabel a ayudarla. No fue a pasar
vacaciones ni a ser servida, que lo merecía y de sobra. Fue como sirvienta gratis,
mientras nacía San Juan Bautista.
Y la Virgen sigue cumpliendo ese
humilde oficio, sirviéndonos a nosotros, guiándonos hacia Jesús. ¿Qué orgullo
podemos tener, cómo podemos negarnos a servir a los demás, si la misma Madre de Dios lo hace y con cariño?
El ejemplo de hoy: Nuestra
Señora de Guadalupe. María le habló a Juan Diego en nahuatl. Y en ese idioma, “quatlasupe” significa “la que
aplasta la serpiente” uno de tantos títulos de Nuestra Señora.
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Evangelio según San Lucas 1, 39-48
En aquéllos días, María partió y fue
sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.
Entró en la casa de Zacarías y saludó
a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su
seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Tu eres bendita entre
todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que
la madre de mi Señor venga a visitarme?
Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por
haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”.
María dijo entonces: “Mi alma canta la
grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque él miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las
generaciones me llamarán feliz,
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