viernes, 21 de diciembre de 2012


Evangelio según San Lucas 1,39-45
Comentario por: David Quiroa

“El niño saltó de alegría” 

La visita de María a Isabel está llena de grandes significados para nosotros. Aquél niño, Juan Bautista, concebido natural pero milagrosamente, reconoce a Cristo por la voz de María y salta de alegría.

¿Quién de nosotros no saltaría de alegría al escuchar el saludo de la Madre del Señor? ¿Quién se cree digno de que Ella venga a visitarle? Y sin embargo, lo hace.  Ella sí, vigila nuestros sueños, sabe cuándo nos portamos bien y cuándo nos portamos mal y nos está preparando el regalo más grande que persona alguna pueda recibir.  ¡María ha llegado a nuestro pueblo! ¡Saltemos de alegría!

El ejemplo de hoy: San Pedro Canisio, creador de la prensa católica, explicaba de maneras simples las enseñanzas de la Iglesia. Murió rezando el Rosario en público y viendo una aparición de la Virgen.

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Evangelio según San Lucas 1,26-38

En aquellos días, María partió y fue sin demora a una montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que fue anunciado de parte del Señor”.

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