sábado, 22 de diciembre de 2012


Evangelio según San Lucas 1,46-56
Comentario por: David Quiroa

“Miró con bondad la pequeñez” 

Dios es inmenso, tan grande que cubre todo el Universo y más allá de todo lo conocido. Y se fija en la más pequeña de todas las  criaturas, escucha sus oraciones y le manda a su propio Hijo -viene Él mismo- para que no sufra la muerte eterna.

Es imposible para nosotros entender la grandeza de este acto: Dios, ocupado en mantener el balance de todos los soles y planetas del Universo, se preocupa de nuestros problemitas y los asume como suyos, está dispuesto a vivir y morir para que nosotros vivamos y no muramos.

¿Qué mayor felicidad podemos esperar que esa?


El ejemplo de hoy: Santa Cabrini. Huérfana y demasiado enferma para ser monja, se dedicó a atender a los inmigrantes, llegando a formar treinta fundaciones en ocho países, desde Chicago hasta Argentina.

---------------     

Evangelio según San Lucas 1,46-56

María dijo entonces: “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo  en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las naciones me llamarán feliz, porque el  Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!

Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.

Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre”.

María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario