viernes, 23 de noviembre de 2012


Evangelio según San Lucas 19,45-48.
Comentario por: David Quiroa

“Casa de oración” 

Si Dios está en todas partes, ¿por qué necesita una “casa”?  La verdad es que Él no la necesita, la necesitamos nosotros.

Somos seres materiales y entendemos las cosas de forma material.  Así como necesitamos escuelas, bancos y mercados; necesitamos iglesias y capillas donde ir a aprender, orar, recibir perdón y dar misericordia. 

Muchos se niegan a ir a un edificio a orar, pero cometen un error. El sentimiento que va junto al movimiento de “ir”, sentarse arrodillarse y “platicar” con Dios es importante. No para Él, sino para nosotros.

El ejemplo de hoy: San Columbano. Monje, elaboró una regla de vida monástica sumamente estricta, que antes que alejar, atraía seguidores a su monasterio, llegando a tener más de 300.
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Evangelio según San Lucas 19,45-48.

Y al entrar al Templo, se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:

“Está escrito: Mi casa será una casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones”.

Y diariamente enseñaba en el Templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los más importantes del pueblo, buscaban la forma de matarlo.

Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras.

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