Evangelio según
San Lucas 12,39-48.
Comentario por: David Quiroa
“Se dedicó a golpear, comer y emborracharse”
Si uno lee el Evangelio frase por frase,
creería que Dios es un hombre cruel que quiere que todos le sirvamos como
esclavos día y noche.
Nada más alejado de la realidad.
Dios castiga las actitudes repetidas que van por el camino del mal, y
castiga más al que más debería portarse bien: el jefe, el que sabe
más, el que tiene a su cargo más personas.
Para la mayoría de nosotros, las exigencias
no son tan severas. La Iglesia nos orienta para que vivamos una vida
tranquila, de servicio sí, pero ajustada a nuestras realidades. A nadie se le
exige ser “el siervo número uno”, sólo se nos pide cumplir con lo
que tenemos que cumplir.
El ejemplo de hoy: San Antonio María Claret. Hizo de
todo, desde tejedor hasta confesor de la Reina de España. Hasta que
descubrió su misión como “simple” cura de pueblo y allí alcanzó
la santidad.
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Evangelio
según San Lucas 12,39-48.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa
supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su
casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará
a la hora menos pensada”.
Pedro preguntó entonces: “Señor, ¿esta
parábola la dices para nosotros o para todos?”.
El Señor le dijo: “¿Cuál es el
administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal
para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno? ¡Feliz aquel
a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo! Les aseguro
que lo hará administrador de todos sus bienes.
Pero si este servidor piensa: ‘Mi señor
tardará en llegar’, y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas,
y se pone a comer, a beber y a emborracharse, su señor llegará el día y la
hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los
infieles.
El servidor que, conociendo la voluntad
de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había
dispuesto, recibirá un castigo severo. Pero aquel que sin saberlo, se hizo
también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se
le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más.
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