lunes, 1 de octubre de 2012


Evangelio según San Lucas 9,46-50. 
Comentario por: David Quiroa

El que recibe a este niño en mi Nombre,
a me recibe
                                                                                              
Dios no es ajeno a nuestra vida corriente. La celebración de hoy puede ser como  tantas otras fiestas comerciales, sólo para  gastar en juguetes y restaurantes, o santificarse si recordamos el mandato del Señor: recibir a los niños en su Nombre.

Recibirlos en Su nombre es aceptar con alegría la responsabilidad de educarlos, amarlos, alimentarlos y aceptar sus manías, locuras y rarezas.
¿Acaso Jesús no nos parece loco y raro a veces? ¿No es Él tan exigente como un niño? Y como el niño, Él sólo nos pide amarlo.  

El ejemplo de hoy: Santa Teresa del Niño Jesús, en cuyo honor hoy se celebra el Día del Niño. Hablaba mucho de alcanzar la santidad con pequeños actos y no con grandes doctrinas.

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Evangelio según San Lucas 9,46-50. 

Entonces se les ocurrió preguntarse quién sería el más grande.

Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, tomó a un niño y acercándolo,
les dijo: “El que recibe a este niño en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande”.

Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros”.

Pero Jesús le dijo: “No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes”. 

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