Evangelio según
San Lucas 9,46-50.
Comentario por: David Quiroa
“El que recibe a este niño en mi Nombre,
a mí me recibe”
Dios no es ajeno a nuestra vida
corriente. La celebración de hoy puede ser como tantas otras fiestas
comerciales, sólo para gastar en juguetes y restaurantes, o santificarse si
recordamos el mandato del Señor: recibir a los niños en su Nombre.
Recibirlos en Su nombre es aceptar con
alegría la responsabilidad de educarlos, amarlos, alimentarlos y aceptar sus
manías, locuras y rarezas.
¿Acaso Jesús no nos parece loco y raro a
veces? ¿No es Él tan exigente como un niño? Y como el niño, Él sólo nos pide
amarlo.
El ejemplo de hoy: Santa Teresa del Niño Jesús, en cuyo
honor hoy se celebra el Día del Niño. Hablaba mucho de alcanzar la
santidad con pequeños actos y no con grandes doctrinas.
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Evangelio según San Lucas 9,46-50.
Entonces se les ocurrió preguntarse
quién sería el más grande.
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos,
tomó a un niño y acercándolo,
les dijo: “El que recibe a este niño en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande”.
les dijo: “El que recibe a este niño en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande”.
Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: “Maestro,
hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de
impedírselo, porque no es de los nuestros”.
Pero Jesús le dijo: “No se lo impidan,
porque el que no está contra ustedes, está con ustedes”.
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