Evangelio
según San Marcos 8,27-35.
Comentario por: David Quiroa
“¿Quién dicen que soy yo?” (Mc 8,27-35.)
¿Quién es Jesús? ¿Es el “chico
bueno” de la película? ¿El de las canciones melosas? ¿O acaso Jesús es el
vigilante furioso que anda buscando a quién castigar?
“Tu eres el Mesías”, dijo Pedro.
El que vino a morir para salvarnos, para enseñarnos que la vida no
se acaba con la muerte. Jesús no encaja en una descripción simple, no se limita
a un cuadro, una frase o una calcomanía.
Jesús es vida. Y siendo vida, hay
que vivirlo, aprenderlo, y seguirlo hasta el final.
El ejemplo de hoy: San Cipriano. Hombre de gran sabiduría y bondad, que al
verlo la gente no sabía si quererlo o venerarlo.
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Evangelio según San Marcos 8,27-35.
Jesús salió con sus discípulos
hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: “¿Quién
dice la gente que soy yo?”. Ellos le respondieron: “Algunos dicen que eres
Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas”.
“Y ustedes, ¿quién dicen que soy
yo?”.
Pedro respondió: “Tú eres el
Mesías”.
Jesús les ordenó terminantemente
que no dijeran nada acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del
hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos
sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después
de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo
aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus
discípulos, lo reprendió, diciendo: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás!
Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”.
Entonces Jesús, llamando a la
multitud, junto con sus discípulos, les dijo: “El que quiera venir detrás de
mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el
que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la
Buena Noticia, la salvará.
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