Evangelio según
San Lucas 4,31-37.
Comentario por: David Quiroa
“Cállate y sal de este hombre”
Hoy día se habla muy poco de la posesión
demoníaca. La prudencia nos pide sospechar primero de las enfermedades mentales
y físicas antes de pensar que una
persona está influida por un demonio, sin embargo eso no significa que no
exista tal influencia.
Como buenos cristianos, nosotros debemos
estar siempre atentos y rechazar sin pensarlo dos veces todas las
influencias negativas que podamos sentir.
No será fácil convencer a otros de lo
que sentimos, pero exigirle a esos malos pensamientos que se callen, que se
alejen y nos dejen en paz, siempre será bueno para la salud de nuestra alma.
El ejemplo de hoy: Santa Rosa Viterbo. Desde niña predicaba el Evangelio y
en apenas 17 años que vivió consiguió numerosas conversiones
dondequiera que pasaba.
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Evangelio según San Lucas 4,31-37.
Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados. Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.
En la sinagoga había un hombre que
estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con
fuerza; “¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar
con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”.
Pero Jesús lo increpó, diciendo: “Cállate
y sal de este hombre”.
El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de
todos, sin hacerle ningún daño.
El temor se apoderó de todos, y se
decían unos a otros: “¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los
espíritus impuros, y ellos salen!”. Y su fama se extendía por todas partes
en aquella región.
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