martes, 4 de septiembre de 2012


Evangelio según San Lucas 4,31-37. 

Comentario por: David Quiroa

“Cállate y sal de este hombre”

Hoy día se habla muy poco de la posesión demoníaca. La prudencia nos pide sospechar primero de las enfermedades mentales y  físicas antes de pensar  que una persona está influida por un demonio,  sin embargo eso no significa que no exista tal influencia.

Como buenos cristianos, nosotros debemos estar  siempre atentos y rechazar sin pensarlo dos veces todas las influencias negativas que podamos sentir.

No será fácil convencer a otros de lo que sentimos, pero exigirle a esos malos pensamientos que se callen, que se alejen y nos dejen en paz, siempre será bueno para la salud de nuestra alma.

El ejemplo de hoySanta Rosa Viterbo. Desde niña predicaba el Evangelio y en apenas 17 años que  vivió consiguió numerosas conversiones dondequiera que pasaba.

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Evangelio según San Lucas 4,31-37. 

Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados. Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. 

En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza;  “¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. 

Pero Jesús lo increpó, diciendo: “Cállate y sal de este hombre”. 

El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño. 

El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: “¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!”. Y su fama se extendía por todas partes en aquella región. 

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