miércoles, 5 de septiembre de 2012


Evangelio según San Lucas 4,38-44. 

Comentario por: David Quiroa



“¡Tu eres el Hijo de Dios!”

El conocimiento por sí mismo no es garantía de salvación:  En este pasaje del Evangelio, escuchamos que los demonios saben y reconocen a Jesús como Hijo de Dios, pero eso no les asegura su entrada al Reino de los Cielos.

Al cielo se entra por la gracia de Dios (Mc 10,27) por cumplir los mandamientos  y hacer obras de caridad (Lc 18, 20-23), y por soportar con paciencia las penas de cada día (Lc 9, 23).

Pero simplemente “reconocer” a Cristo como  Hijo de Dios quizás apenas baste para que Él nos mande callar y directamente al infierno.

El ejemplo de hoy: Beata Teresa de Calcuta. Demostró con hechos que es posible llevar el Reino de Dios a todos, con amor, paciencia y sacramentos.
---------------     
Evangelio según San Lucas 4,38-44.

Al salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella.

Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos.

Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.

De muchos salían demonios, gritando: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”. Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías.

Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos.

Pero él les dijo: “También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado”.


Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario