Evangelio según
San Lucas 7,31-35.
Comentario por: David Quiroa
“¡Ha perdido la cabeza!” (Lc 7,31-35.)
¿Acaso no es locura seguir a Cristo en
estos días? En un mundo que se dedica al placer y a la satisfacción
inmediata, pensar en el sacrificio y la vida eterna, suena a locura.
En un mundo dominado por la
discriminación, pensar en los pobres suena más loco que cualquier otra
cosa. En un mundo de odio y guerra, hablar de amor y perdón parece
tontería.
Pero cuando esa es la música que
escuchamos, la verdadera locura es no cantarla. Al final, ¿quién está más
loco? ¿El que persigue al mundo y siempre es infeliz? ¿O el que
persigue a Cristo y sabe que la verdadera felicidad está por llegar?
El ejemplo de hoy: San Genaro, mártir. Se cree que su sangre está guardada
en un recipiente sellado y que se licúa varias veces cada año como testimonio
de la sangre de todos los mártires.
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Evangelio según San Lucas 7,31-35.
¿Con quién puedo comparar a los
hombres de esta generación? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos
muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: ‘¡Les tocamos
la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!’.
Porque llegó Juan el Bautista, que
no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: ‘¡Ha perdido la cabeza!’. Llegó
el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘¡Es un glotón y un borracho,
amigo de publicanos y pecadores!’.
Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos”.
Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos”.
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