martes, 18 de septiembre de 2012


Evangelio según San Lucas 7,11-17. 
Comentario por: David Quiroa

“Levántate” (Lc 7,11-17.)
                                                                                            
Todos se admiran de ver levantarse a un muerto al que llevan a enterrar, pero nadie se da cuenta cuando el que está muerto por dentro se levanta, excepto el Señor que lo resucita.

Hoy día no vemos con mucha frecuencia a muertos levantarse de sus féretros, pero siguen  ocurriendo todos los días milagros de muertos en vida que se encuentran con el Señor y empiezan a caminar.  

¿Será hoy ese día para ti?

El ejemplo de hoy: San José Cupertino. De joven fue considerado inútil por todos, hasta que descubrieron su especial relación con Dios y fue seguido como santo.

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Evangelio según San Lucas 7,11-17. 

En seguida, Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud.

Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba.
Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: “No llores”.

Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: “Joven, yo te lo ordeno, levántate”.

El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre. Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: “Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo”.

El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina. 

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