lunes, 6 de agosto de 2012


Evangelio según San Marcos 9,2-10.

Comentario por: David Quiroa

Se preguntaban qué significaría
‘resucitar de entre los muertos’

Veinte siglos más tarde, seguimos preguntándonos qué significa resucitar.  Aunque lo rezamos en el Credo -creo en la resurrección de los muertos 
y en la vida del mundo futuro- la mayoría de nosotros sigue sin saber qué es eso exactamente.

Durante unos escasos momentos, Jesús se muestra frente a tres de sus discípulos como es ahora, glorioso y resplandeciente. Y no aparece solo, sino acompañado de dos personas vivas que para entonces debían estar muertas.

En el fondo, eso es resucitar: estar con Cristo en un lugar muy agradable después de la muerte. Los demás detalles podrán seguir difíciles de  entender, pero antes y ahora, con saber esto basta.

El ejemplo de hoy: San Esteban Cardeña. Junto con 200 monjes, dan su vida sin resistencia, ante un invasor, confiados en la resurrección.

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Evangelio según San Marcos 9,2-10. 

Seis días después, Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.

Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”.

Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor. Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: “Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo”. 

De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría “resucitar de entre los muertos”. 

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