Evangelio
según San Marcos 9,2-10.
Comentario por: David Quiroa
“Se preguntaban qué significaría
‘resucitar
de entre los muertos’”
Veinte siglos más tarde, seguimos
preguntándonos qué significa resucitar. Aunque lo rezamos en el Credo -creo
en la resurrección de los muertos
y en la vida del mundo futuro- la mayoría de nosotros sigue sin saber qué es eso exactamente.
Durante unos escasos momentos, Jesús se
muestra frente a tres de sus discípulos como es ahora, glorioso y
resplandeciente. Y no aparece solo, sino acompañado de dos personas vivas
que para entonces debían estar muertas.
En el fondo, eso es resucitar: estar con
Cristo en un lugar muy agradable después de la muerte. Los demás detalles
podrán seguir difíciles de entender, pero antes y ahora, con saber esto
basta.
El ejemplo de hoy: San Esteban Cardeña. Junto con 200 monjes, dan su vida
sin resistencia, ante un invasor, confiados en la resurrección.
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Evangelio según San Marcos 9,2-10.
Seis días después, Jesús tomó a
Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se
transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron
resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y
se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué
bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra
para Elías”.
Pedro no sabía qué decir, porque
estaban llenos de temor. Entonces una nube los cubrió con su sombra, y
salió de ella una voz: “Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo”.
De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría “resucitar de entre los muertos”.
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