domingo, 5 de agosto de 2012


Evangelio según San Juan 6,24-35. 

Comentario por: David Quiroa

Me buscan porque han comido

Sin duda que la comida forma parte del proceso de evangelización.  Es muy difícil para una persona con hambre creer en Dios y por eso la Iglesia nos pide ayudar en todo lo posible a aliviar las necesidades de los demás.

Pero cuando ya comimos suficiente, Jesús nos  ofrece otro Pan; el de vida, un pan por el que también hay que trabajar, pero no de la manera tradicional.

Recibir a Cristo-Pan necesita un esfuerzo consciente por mantenerse en estado de gracia, haciendo el bien y evitando el mal. Eso es lo que dura para siempre, eso es lo que hace que nunca más tengamos hambre. Si recibimos la Eucaristía dignamente, nuestra alma estará en paz y nunca más sufriremos necesidad.

El ejemplo de hoy: San Oswaldo, Rey. Descubre que la unidad del reino no está en la guerra, sino en la paz y gobierna con sabiduría y caridad.

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Evangelio según San Juan 6,24-35. 

Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.  Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo llegaste?”.

Jesús les respondió: “Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.  Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello”.

Ellos le preguntaron: “¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?”.

Jesús les respondió: “La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado”.

Y volvieron a preguntarle: “¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo”.

Jesús respondió: “Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo”. 

Ellos le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”.

Jesús les respondió: “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed. 

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