viernes, 10 de agosto de 2012


Evangelio según San Juan 12,24-26. 

Comentario por: David Quiroa

Si muere, da mucho fruto

Desde nuestro punto de vista, con la muerte se acaba todo. Como ya no volvemos a ver a nuestros seres queridos que mueren, sentimos que ya no hay  más qué hacer que llorar y seguir adelante con  nuestra vida.

Desde el punto de vista de Alguien que ve más allá, la muerte es un paso necesario para nuestra  verdadera misión. Los amigos del grano de trigo creen que aquél grano enterrado ya no existe, cuando en realidad es hasta entonces que sirve para  lo que fue creado: para dar vida a más granos.

No hay  que temer a la muerte ni esperarla. El Sembrador sabe cuándo es el tiempo apropiado para que este grano dé fruto, y sabe cómo va a hacer para ponernos en la tierra.

El ejemplo de hoy: San Lorenzo. Torturado sobre una parrilla ardiente, tenía tan poco miedo de la muerte que todavía pidió a sus verdugos que le dieran vuelta “para quedar asado de los dos lados”

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Evangelio según San Juan 12,24-26. 

Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.  El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna.  El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre. 

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