Evangelio según San Mateo 13,24-30.
Comentario por: David Quiroa
“¿No habías sembrado buena semilla en tu campo?”
Todo lo que creó Dios es bueno,
incluyéndonos a nosotros. Y si todo es bueno, ¿por qué hay mal? Porque el enemigo siembra dudas
y sospechas en nosotros. Porque el enemigo usa el campo (nosotros) para cosas que no son
buenas.
Y Dios permite que persista el
mal en nosotros, porque no quiere correr el
riesgo de destruir nuestro lado bueno. A diferencia del trigo, nosotros sí podemos distinguir lo bueno
de lo malo y nosotros sí podemos arrancar
la cizaña de nuestro corazón. Pero es una
tarea permanente que durará hasta el día de
nuestra muerte.
Quiera Dios que cuando vengan
los cosechadores nos encuentren con el trigo y no
con la cizaña.
El ejemplo de hoy: San Pedro Poveda. Dedicado a la educación de los más pobres, decía “no hay que ser rico para dar, basta ser bueno”.
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Evangelio
según San Mateo 13,24-30.
Y les
propuso otra parábola: “El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró
buena semilla en su campo; pero
mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se
fue. Cuando
creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña.
Los peones
fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: ‘Señor, ¿no habías sembrado
buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?’.
El les
respondió: ‘Esto lo ha hecho algún enemigo’.
Los peones replicaron: ‘¿Quieres
que vayamos a arrancarla?’.
‘No, les
dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar
también el trigo. Dejen que
crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen
primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo
en mi granero’”.
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