Evangelio según San Mateo 13,18-23.
Comentario por: David Quiroa
“Recibe la palabra, pero las
preocupaciones la ahogan” (Mt
13,10-17)
¿A quién no le ha pasado?
Escuchamos el mensaje del Señor, pero hoy hay una reunión,
mañana vence la tarjeta, faltan útiles para los hijos... y se nos
olvida lo que dice Dios.
El consejo del Padre Pío para
evitar esto, es tener paciencia. Las cosas no se van a resolver hoy. Incluso con
nuestros peores defectos, hay que tener paciencia. Si uno se obsesiona con “quitarse”
un defecto, no hace nada más que hacerlo crecer, como la mala hierba de la
parábola, como las deudas de la tarjeta de crédito.
Con paciencia, odiando el
pecado y la deuda, pero sin dejar que nos domine, las cosas se resuelven. Nuestro
trabajo es quitar piedras del camino: el trabajo de Jesús, el
sembrador, es ir poniendo semillas donde pueda. Al final, alguna
dará fruto, si la dejamos.
El ejemplo de hoy: San Pantaleón. Tenía tanta fe en Dios, que
no podían ejecutarlo de ninguna manera, hasta que él mismo, luego de
convertir a sus verdugos, sugirió decapitarlo.
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Evangelio según San Mateo 13,18-23.
Escuchen, entonces, lo que
significa la parábola del sembrador.
Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y
arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la
semilla al borde del camino.
El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra,
la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una
tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe.
El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra,
pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y
no puede dar fruto.
Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la
comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno”.
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