jueves, 26 de julio de 2012


Evangelio según San Mateo 13,10-17.

Comentario por: David Quiroa

         
“El corazón de este pueblo se ha endurecido” 

Levanten la mano los que les cuesta entender el mensaje del Evangelio.  
¿Uno? ¿Cien? ¿Mil? ¿Todos?

La verdad es que NOS cuesta entender el Evangelio cuando no queremos entenderlo. Cuando nos resulta más cómodo no creer, no ver y no oír. 

Desde que Jesús resucitó, ya no hay necesidad de esconder el Evangelio en parábolas. Ya todos sabemos que nuestro destino es morir con Cristo y resucitar con Él, para formar parte de Su Reino. 

Entonces, ¿qué no entendemos? ¿Que hay queportarse bien? Quizás es sólo que no queremos entenderlo.

El ejemplo de hoy: Santa Ana y San Joaquín, los padres de la Virgen. Sólo sabemos de ellos sus nombres y que educaron a la mujer más perfecta de la Creación.

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Evangelio según San Mateo 13,10-17.

Los discípulos se acercaron y le dijeron: “¿Por qué les hablas por medio de parábolas?”.

El les respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán, porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure. Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron. 

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