miércoles, 25 de julio de 2012


Evangelio según San Mateo 20,20-28.

Comentario por: David Quiroa
         
“No vino para ser servido, sino para servir”

Como siempre, la lógica divina nos desconcierta. Dios, el creador de todo, se hace hombre sólo para venir a servirnos a nosotros, sus criaturas.

Es como que usted estudie, saque una carrera y una maestría, trabaje durante años y llegue a gerente de una gran empresa para servir café y cuidar carros. ¿Tiene lógica?

Para Dios, sí.  En cada una de nuestras acciones nuestra mente no debe estar en cómo le ”sacamos” algo a los demás, sino en cómo podemos ayudarle.

Como jefes, conservarles su empleo y mejorar su  condición de vida.  Como padres, llevar a los hijos por buen camino.  Como gobernantes, servir a los más pobres.

En eso se distingue al verdadero cristiano: el que usa su poder para ayudar a otro y no para  servirse de él.

El ejemplo de hoy: Santiago Apóstol. Llevó el Evangelio hasta lo que en ese entonces se consideraba el fin del mundo, la Península Ibérica.

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Evangelio según San Mateo 20,20-28.
Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo.

“¿Qué quieres?”, le preguntó Jesús.
Ella le dijo: “Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda”.

“No saben lo que piden”, respondió Jesús. “¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?”.
“Podemos”, le respondieron.

“Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre”.

Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos.

Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad.  Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”. 

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