martes, 24 de julio de 2012


Evangelio según San Mateo 12,46-50. 

Comentario por: David Quiroa
         
“El que hace la voluntad de mi Padre es mi hermano” 

Usamos la palabra “hermano” con mucha libertad. Pero Jesús es muy puntual al decir que es hermano “el que hace la voluntad del Padre”.

¿Quién de nosotros puede decir honestamente que está haciendo la voluntad de Dios Padre? ¿Cumplimos todos los mandamientos?  ¿Hacemos obras de misericordia?  ¿Reparamos lo que rompemos?

Ser hermano, padre y madre de Jesús es un gran reto que requiere un gran compromiso. No es imposible, pero tampoco es automático. Sólo quien realmente desee ser discípulo del Señor puede honestamente llamarse “hermano”, lo demás es un título inmerecido.

El ejemplo de hoy: San Charbel Makhluf, “el último de los grandes ermitaños” se distinguía por su silencio y su capacidad de reconocer los pecados de quienes se confesaban con él.

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Evangelio según San Mateo 12,46-50. 

Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él. 

Alguien le dijo: “Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte”.

Jesús le respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?”.

Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: “Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”. 

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